viernes, 27 de febrero de 2009

EL SONIDO DE LA NATURALEZA.

Foto
Un macho de ciervo ibérico durante la berrea, uno de los
fenómenos sonoros más impresionantes de la Península
Ibérica.


"La luz ensanchaba y el perdigón llenaba el campo con su cántico
ardiente y persuasivo."
De la parte del monte sonó una respuesta remota.
-¿Oye? El campo ya contesta.

Se puede decir que el paisaje sonoro es una consecuencia

del comportamiento animal. Una sucesión de voces que

se desarrolla en un escenario determinado, dotado de su

propia acústica, ya sea una laguna o un bosque, y en un

momento dado, lo que añade otros matices acústicos.

Una obra de arte sin artistas, que dura desde el comienzo

de los tiempos, pero sin ninguna intención, ya que todo es

el resultado de la suma de innumerables solistas que

cantan, reclaman, silban y se comunican mensajes muy

concretos pero dirigidos exclusivamente a sí mismos,

todo lo más a sus congéneres, y sin ninguna intención

de deleitar a terceros. Un concierto frío y ajeno a nosotros

al que sin embargo, por medio de nuestra capacidad de

evocación, otorgamos una calidez y un significado.

Un espectáculo, además, al que podemos tener la fortuna

de acudir en solitario, para disfrutar en exclusiva de una

representación que en realidad no lo es.

El universo sonoro es tan amplio como la naturaleza que

lo produce. Nos encontramos con todo tipo de llamadas

de los animales, desde los más monótonos y repetitivos

hasta aquellos capaces de elaborar largos y complejos

repertorios.

Por otra parte, cada atmósfera sonora tiene su propia

coloración, determinada por reverberaciones, distancias

y profundidades de campo, o por los elementos no biológicos:

aguas, viento, ecos, proximidades del horizonte, etc.

Semana a semana, en este podcast vamos a lanzar

diferentes miradas a la acústica natural. En ocasiones

anticiparemos lo que previsiblemente resonará en el

campo en las semanas siguientes. En otras explicaremos

el cómo y el por qué de las voces de los animales;

desmenuzaremos los paisajes en sus diferente elementos,

como quien desmenuza una composición musical.

Haremos recorridos sonoros por espacios naturales, a

manera de audioguía. Encontraremos la huella sonora

de la gente del campo. Pero también rastrearemos el sonido

de la vida en otros ámbitos: en la música, la literatura,

el habla, las onomatopeyas y los nombres vernáculos de los

animales, la toponimia...

Empieza la función. ¡Que no pare la música!


Las palabras del paisaje.


Foto
Un ruiseñor pechiazul

Los paisajes suenan, cantan, interpretan y por supuesto dicen.

Les oiremos murmurar con las mil entonaciones del viento

y de las aguas y la infinita gama de tonalidades que se

desprende de las caricias que esos dos elementos le dan

a todo lo que vemos. Pero dentro del panorama suenan,

sobre todo, sus solistas. También casi todos los inquilinos

del mundo no edificado expresan a través del sonido.

Todos necesitamos que se sepa de nuestro pertenecer

a un lugar, o a muchos. Pero allí oiremos también el

capricho, el esplendor de la primera creatividad, la alegría

que desata aprestarse a la renovación.

La Naturaleza usa infinitos lenguajes que apenas somos

capaces de comprender pero que si podemos disfrutarlos

con la seguridad de que todos ellos fundan la vivacidad

e intentan la belleza.

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